
Contenido
La alimentación de los peces
El acuariófilo no debe considerar simplemente que los peces necesitan comer para sobrevivir y que basta con proporcionarles un alimento equilibrado con abundantes elementos nutritivos. También es necesario que los alimentos tengan un sabor y una presentación adecuados. Los peces que viven en la naturaleza buscan su alimento según una serie de pautas de comportamiento instintivas, si bien muchas veces consumen lo que encuentran. En un acuario, sin embargo, su dieta corre a cargo totalmente del propietario, quien debe velar por proporcionar a sus inquilinos alimentos de buena calidad, que les permitan vivir de forma sana y reproducirse en las mejores condiciones posibles. Los peces, contrariamente a otros grupos, tienen el inconveniente de que ignoran cuándo deben dejar de comer. Por eso es tan importante el apartado de la alimentación. Los peces que engordan en exceso se muestran apáticos y son incapaces de reproducirse.
Por otro lado, el equilibrio biológico, ya de por sí difícil en un acuario, puede verse perturbado por la presencia masiva de desechos alimenticios no consumidos o excrementos que se degradan sobre la arena obstruyendo los filtros. La alimentación de los peces en un acuario está estrechamente ligada al «buen criterio» del acuariófilo, por lo que resulta muy importante dominar este apartado.
Aspectos cualitativos en la alimentación de los peces
En base al tipo de alimentación de los peces podemos distinguir cuatro grupos:
Peces carnívoros
Los peces carnívoros, o predadores, se alimentan de animales vivos, tales como crustáceos, batracios, invertebrados (gusanos, insectos y sus larvas) u otros peces. Los peces carnívoros tienen un aparato digestivo corto y un estómago voluminoso. En la naturaleza, las especies de gran tamaño sólo comen una o dos veces a la semana.
Peces herbívoros
Los peces herbívoros, o fitófagos, se alimentan de algas y devoran las hojas jóvenes de las plantas y los frutos. Poseen un estómago pequeño y un largo intestino. A diferencia de los carnívoros, se alimentan durante todo el día pero en pequeñas cantidades.
Peces limnívoros
Los peces limnívoros consumen indistintamente algas y todo tipo de «desechos», así como organismos vivos o muertos. Escarban el suelo y poseen un estómago pequeño y un largo intestino delgado. Los alimentos en tabletas son los más convenientes para ellos.
Peces omnívoros
Los peces omnívoros, que no rechazan prácticamente ningún alimento.
Aspectos cuantitativos en la alimentación de los peces
Aún existen muchas dudas al respecto. Sí está estudiado, sin embargo, en algunos peces criados para el consumo humano. De este estudio se desprende que los alevines consumen mayor cantidad de alimento (en proporción) que los adultos.
Un alevín de trucha ingiere un 6% de su peso en alimento al día, mientras que un adulto consume sólo entre un 1 y un 2/1. Los alevines en pleno crecimiento ingieren alimento varias veces al día; a los adultos les basta con una o dos veces. En líneas generales, la cantidad de alimento aumenta simultáneamente con la temperatura, pero esta norma no es aplicable en un acuario, donde la temperatura es constante.
Como se alimentan los peces en su medio natural
La nutrición de los peces de acuario es un punto importante. Para proporcionar o los peces la alimentación más adecuada es de gran ayuda conocer los hábitats naturales en que se mueven. Lo mayoría de las especies, sobre todo en Formas juveniles, se alimentan prácticamente durante todo el día si el alimento es abundante. En un acuario, lo mejor es distribuir el alimento de forma escalonada, lo cual resulto difícil cuando se trabaja fuera de casa. En este caso, lo mejor es organizarse de manera que los peces reciban su alimento dos o tres veces al día: uno por la mañana, y uno o dos al final de lo jornada. Los ejemplares adultos, sin embargo, se conforman con una distribución diaria. Los peces detectan su alimento de muy diversos modos: a través de los ojos, de la línea lateral, del olfato y del gusto, o de otros órganos específicos, como los barbillones. La combinación de estas diferentes percepciones hace que una presa raramente escape de un pez, incluso en un acuario. Sí observamos restos de alimento en el agua, no es porque el pez no lo haya detectado sino porque ya ha comido lo suficiente. Y lo peor es que este excedente puede llegar a contaminar el agua. Según las especies, la toma de alimento se realizo en superficie (insectos) entre dos aguas (pequeños peces) o sobre el fondo (crustáceos).
En el acuario lo normal es que se reproduzcan estos mismos hábitos, por eso habrá que vigilar que cada tipo de pez pueda alimentarse donde tenga por costumbre. Los alimentos comercializados están pensados precisamente para eso; así, el alimento vivo suele tener la
suficiente movilidad para ser capturado por las distintas especies. Tampoco hay que olvidar a
los peces que habitualmente cazan al acecho, cerca de su territorio. La diversidad es lo que
caracterizo al medio natural; diversidad entre los diferentes grupos de peces, diversidad del
alimento para una misma especie. Este concepto, fácilmente aplicable en acuariofilia, es la
clave del éxito, sobre todo sí se intentan reproducir algunas especies: la alimentación de los
progenitores y de los jóvenes es muy importante, particularmente en el plano cualitativo.
La alimentación de los peces adultos
Para hacer más variadas las comidas, el acuariófilo dispone de cuatro grandes tipos
de alimento: los alimentos vivos, los alimentos frescos, los alimentos desecados y
los productos congelados o liofilizados.
Alimentos vivos
Si bien representan un considerable aporte nutricional, son sobre todo sus movimientos incesantes los que atraen a los peces. A menudo, estas presas proceden de charcas y estanques, medios en los que resulta fácil capturarlos con ayuda de una red de malla
tupida. Sin embargo, hay que seleccionar cuidadosamente estas capturas para evitar
introducir predadores dentro del acuario. Entre las presas más interesantes se encuentran las larvas rojas de un mosquito inofensivo, Chironomus, bien aceptadas por la mayoría de los peces tropicales de agua dulce, y que pueden conservarse durante varios días en el frigorífico, dentro del cajón de la verdura, envueltos en papel de periódico húmedo. Sin embargo, muchos acuariófilos prefieren procurarse estos organismos en tiendas especializadas o en tiendas de artículos de pesca. Otras larvas de insectos, como las de mosquitos, que se desarrollan en un simple cubo de agua ubicado en el jardín, representan un manjar muy apreciado por los peces pequeños. Los tubifex son pequeños gusanos muy finos de color rosa que viven en los fondos fangosos de aguas estancadas; si queremos ofrecérselos a los peces sin ningún riesgo sanitario debemos purgarlos durante varios días con agua corriente.
En charcas y lagunas es fácil encontrar dafnias, formando parte del plancton en aguas poco profundas. Este zooplancton ha de ser cuidadosamente seleccionado, antes de ser distribuido, a fin de eliminar los organismos acuáticos predadores. Pero los peces también gustan de otros animales vivos no acuáticos que viven entre la hierba de las praderas y en las orillas de charcas y estanques, como saltamontes, grillos, arañas, orugas, moscas y larvas, gusanos de la madera y lombrices. En cualquier caso, lo mejor que podemos hacer es informarnos sobre el modo de vida y hábitos de nuestros peces en sus biotopos naturales y aplicarlos en el acuario.
Alimentos frescos
Los peces de gran tamaño exigen raciones importantes de alimento que la cría de alimentos vivos, por lo general, es incapaz de proporcionar. Por otro lado, muchas especies omnívoras son capaces de consumir prácticamente todo lo que su cuidador tenga a bien presentarles. De entre los alimentos frescos más empleados en acuariofilia, los más aceptados son: los mejillones crudos o cocidos, el corazón de buey, la carne de pescado, numerosos crustáceos y verduras. Los mejillones se ofrecen con una sola valva colgada de un hilo de nailon en medio del agua; crudos o ligeramente cocidos, son particularmente apreciados por las especies marinas, pero los grandes peces de agua dulce tampoco los desprecian. El corazón de buey crudo, cortado en tiras finas, debe ser aclarado abundantemente con agua antes de ofrecerlo a los peces.
Los peces de agua dulce o salada, vivos o muertos, son un excelente alimento para todas las especies predadoras. Las huevas y el higado de pescado, muy ricos en vitaminas, también constituyen un delicioso bocado para todas las especies. Tampoco hay que olvidarse de los crustáceos, como las gambas, grises o rosas, y los camarones, que se distribuyen picados o enteros, según el tamaño de la boca de los peces. Algunas especies, que en la naturaleza consumen algas o brotes tiernos de plantas acuáticas, necesitan un complemento de alimento vegetal que puede ofrecerse en forma de verduras de hoja verde, crudas o escalfadas. En este último caso, el alimento desciende hasta el fondo del acuario alimentando a los peces del fondo. Otras verduras (como guisantes, judías verdes o espinacas) pueden congelarse y, por lo general, son bien aceptadas por las especies herbívoras de agua dulce y de agua de mar.
Alimentos desecados
Aunque desde hace años los criadores profesionales elaboran ellos mismos los alimentos que ofrecen a sus peces, lo cierto es que el mercado de la acuariofilia ofrece un gran número de alimentos secos, ya preparados, que aseguran una alimentación sana y equilibrada. Las necesidades dietéticas de los peces, especialmente de las especies exóticas de agua dulce y de agua de mar, son objeto de profundas investigaciones.
Estos alimentos artificiales ofrecen muchas ventajas. Se comercializan en forma de copos, palillos, bolitas, tabletas y otras presentaciones que aseguran un elevado aporte de vitaminas y elementos nutritivos. Además, resultan ideales en el caso de que empleemos distribuidores automáticos de alimento. Cada tipo de alimento industrial está dirigido a un grupo concreto de especies en virtud de sus hábitos alimenticios. Así, en función de la dieta podemos distinguir entre:
- Bolitas flotantes reservadas para las especies de superficie
- Granulados que se hunden, generalmente, en el fondo
- Pastillas que se adhieren al cristal del acuario
- Copos que tienen la particularidad de hincharse en unos pocos minutos
Algunos alimentos a base de vegetales resultan más adecuados para las especies omnívoras y herbívoras, otros están reservados a los peces marinos y a los cíclidos y, finalmente, las pastillas, granulados y bolitas se distribuyen al final de la jomada a los peces de fondo que tienen hábitos nocturnos. Una buena referencia a la hora de alimentar a los peces es la de ofrecerles una cantidad que puedan consumir en menos de 3 minutos. Los palillos y los copos, que flotan en la superficie del agua, están destinados a los peces de superficie; los granulados, más pesados, que se depositan sobre la arena, son buscados con avidez por los peces que escarban el sustrato y, finalmente, ciertas pastillas adhesivas se fijan sobre los cristales del acuario para asegurar la alimentación de los peces que evolucionan en el seno del agua. De igual modo, los palillos de color verde suelen destinarse a los peces vegetarianos, los palillos a base de cangrejo a los peces marinos y los palillos muy finos a los alevines.
Alimentos liofilizados y congelados
Los alimentos liofilizados, que han sido sometidos a una fuerte desecación al vacío, conservan todas sus propiedades nutritivas. Por lo general son bien aceptados por la mayoría de los peces y permiten al acuariófilo variar considerablemente las comidas. En cuanto a los alimentos congelados, existe tal diversidad en los comercios que a menudo son tan apreciados por los peces como el alimento fresco o vivo. Dentro de los alimentos liofilizados o congelados disponibles en las tiendas podemos encontrar; dafnias o pulgas de agua, con menos vitaminas bajo esta forma que cuando están vivas; los tubifex, presentados generalmente en forma de cubitos; las larvas de mosquito y los gusanos, muy ricos en nutrientes y empleados durante los periodos de reproducción; las Artemia y las gambas del Pacífico, también aceptadas por
las tortugas acuáticas.
Alimentos artificiales
Lejos quedan aquellos días de la Acuariofilia en los que los únicos productos disponibles en los comercios eran los dafnias desecadas, por otro lado sin gran valor alimenticio. En la actualidad, existe una importante industria creada en torno a los preparados alimenticios para peces, tanto de alimentos liofilizados (gambas, plancton, etc.] como de alimentos artificiales propiamente dichos: polvos, gránulos, comprimidos, copos, tabletas y palillos. Todos estos preparados ofrecen muchas ventajas:
- Su composición respeta el equilibrio alimentario de los peces.
- Se presenta en variedad de formes adaptadas a los distintos grupos (alevines y
adultos, ovíparos y ovovivíparos, carnívoros y herbívoros, peces de superficie y de fondo. - Son de fácil empleo (no excederse en los dosificaciones para evitar que los alimentos
no consumidos contaminen el aguo del acuario. - Son fáciles de almacenar y de conservar (protegerlos de la humedad).
- Son aceptados por un gran número de especies (especialmente por las aconsejadas
al principiante). En la mayoría de los casos, los alimentos artificiales están perfectamente
adaptados a las exigencias de los peces de acuario y pueden ser el alimento principal.
Sin embargo, o pesor de su excelente calidad nutritiva, no contienen la cantidad
suficiente de ciertos elementos (vitaminas y algunos oligoelementos), por lo que deben
completarse con un aporte regular de alimentos vivos o frescos.
La alimentación de los alevines
El particular metabolismo de los alevines hace que éstos necesiten un aporte importante de elementos nutritivos. Además, y contrariamente a los adultos, los alevines carecen de reservas, por lo que deben comer permanentemente. Una persona adulta, por ejemplo, realiza 3 comidas al día, mientras que un bebé ingiere alimento cada 3 horas. Durante la incubación, el alevín se desarrolla a expensas de las reservas contenidas en el huevo. Cuando éste eclosiona, las reservas subsisten en el saco vitelino. Pero una vez que el alevín lo ha absorbido totalmente y es capaz de nadar libremente, debe conseguir su alimento de forma inmediata y permanente. El más pequeño retraso, incluso de unas horas, repercutirá en su futuro cuerpo de pez adulto. No podemos desatender a nuestros peces, hemos de alimentar inmediatamente a los alevines o bien poner a su disposición, un poco antes de que naden libremente, alimentos vivos del tamaño apropiado y susceptibles de sobrevivir hasta que los alevines empiecen a comer. Todo esto se revela difícil a la hora de emplear los alimentos artificiales, ya que se degradan en el acuario con demasiada rapidez.
Los alevines de origen ovovivíparo, bien desarrollados ya al nacer, aprecian sin reticencias los palillos alimenticios y los nauplius de Artemia. Los alevines ovulíparos, por el contrario, generalmente muy pequeños en el momento de la eclosión, buscan su primer alimento entre los infusorios y otros organismos microscópicos.
El plancton
El plancton, formado por numerosas especies de animales microscópicos, es, sin duda, el mejor alimento para los alevines cuando previamente se han eliminado todas las especies perjudiciales. Podemos encontrarlo en charcas, estanques y lagos, en las zonas desprovistas de vegetación.
La recolección
Lo mejor es emplear una red de tejido sintético (como el nailon) con una malla lo suficientemente apretada (0,2 mm) como para dejar pasar el agua y retener los microorganismos. Esta red se cose dándole forma de embudo alrededor de un círculo metálico rígido y se le añade un cordón para poder lanzarla lejos y después recogerla. Se arrastra la red a lo largo de las orillas, unos 10 a 20 metros, luego se saca del agua y se vuelca el fondo en un pequeño recipiente lleno de agua. Si es necesario se repite la operación.
El plancton se transporta en botellas llenas hasta la mitad y en posición horizontal para
favorecer la oxigenación. No conviene concentrar demasiado los animales para evitar los riesgos de asfixia. Una vez en casa, pasarlo todo a través de un tamiz fino.
Los Infusorios
Son pequeños microorganismos acuáticos recubiertos de cilios que les sirven para desplazarse. Los infusorios se utilizan para alimentar a los alevines una vez que éstos han reabsorbido su saco vitelino.
Los infusorios bacteriófagos se alimentan de las bacterias que pululan en medios que
contienen materia orgánica en descomposición. Dado que son muy fáciles de criar, son
los más utilizados. El aficionado puede recurrir a las recetas siguientes:
Decocción
Poner a cocer, en 100 ml de agua dulce, una hoja de lechuga o una cucharada de trigo o arroz durante 10 a 15 minutos. Diluir añadiendo 100 ml de agua.
Dilución
Diluir 2 gotas de leche en 200 ml de agua.
Infusión
Dejar en infusión (en agua) una rodaja de patata o la cáscara de un plátano. Estos distintos medios de cultivo necesitan de otro cultivo de infusorios o de 1 ml de fango cogido del fondo de una charca. Aislar el frasco de cultivo con algodón y mantenerlo a temperatura ambiente. Después de que proliferen las bacterias, el agua se aclarará y contendrá numerosos infusorios.
Aproximadamente 15 ml de esta solución vertida en el acuario bastan para alimentar 30 alevines durante todo un día.
Germinación
La germinación de una semilla se acompaña de la eliminación progresiva de materia orgánica, lo que provoca una micropolución local. Ello conlleva una ligera producción de bacterias y, luego, de infusorios, de los que se alimentan los alevines.
Este último modo de cultivo plantea tres posibilidades:
- Germinación en comederos flotantes. Se trata de un método muy flexible, puesto que
los comederos se transfieren al acuario de reproducción cuando hay que alimentar a los alevines. No existe contaminación y se pueden disponer tantos comederos como hagan falta para alimentar a los alevines. - Germinación sobre la arena, en el fondo del acuario de puesta. Cubrir a lo sumo parte de la superficie sin comprimir demasiado las semillas.
- Germinación sobre la arena del fondo en un acuario independiente. La ausencia de
alevines permite una siembra, una polución y un rendimiento netamente superiores.
Para alimentar a los alevines delicados hay que separar los infusorios de las bacterias. Para ello se suele emplear el método de asfixia controlada: se rellena un globo hasta el cuello con un cultivo; a continuación se pone un tapón de algodón mojado y se rellena el cuello con agua limpia. Muy sensibles a la falta de O2, los infusorios atraviesan el algodón y, 2 a 3 horas más tarde, se concentran en el gollete de agua limpia, donde pueden recogerse fácilmente.